Por qué comparto El Diario de Amelia en internet

Me he planteado muchas veces lo que hago en internet, no solo en este blog, también en otras plataformas como YouTube o Twitch, entre otras. Principalmente no le daba importancia porque lo que compartía no era personal. Al jugar a videojuegos o reaccionar a películas no estoy exponiendo mi vida privada. Como mucho algún comentario que pueda soltar mientras estoy a ello, pero nada más. Aquí en el blog es diferente. También tengo la oportunidad de compartir cosas irrelevantes, opiniones triviales o mi gusto por diferentes cosas como música o cine, pero al mismo tiempo, a veces me abro y hablo de cosas muy profundas e importantes para mí. No entro mucho en detalles y queda algo ambiguo, pero uno se puede hacer una idea de qué va el tema. 

¿Me arrepentiré de compartir estas cosas? Lo he pensado miles de veces. Seguramente de algunas sí, espero que no sean muchas ya que planeo con cautela lo que comparto, pero nunca se sabe. Tiene sentido. ¿Por qué iba a querer que completos desconocidos sepan datos de mi vida privada que después me puedan jugar una mala pasada? ¿Por qué siquiera mostrar mi rostro o mis gustos banales por el cine o la literatura? ¿A quién le va a importar eso? ¿Por qué busco atención de gente que no conozco de nada? Quizá porque la idea de conectar con personas de cualquier parte del mundo se me hace bonita. Quizá llegue a hacer buenos amigos. Quizá cree una gran comunidad que me produzca diversión, entretenimiento y, quizá, un pequeño propósito por el que seguir. Algo que me puede dar el empujón que necesito. También puede que me abra muchas puertas. 

Es cierto que las poquísimas veces que he recibido reacciones (ni me molesto en decir "me he hecho viral") llegó a asustarme y a causarme una sensación extraña que me provocaba privatizar toda red social y desaparecer de internet. Siempre he sido una persona introvertida que no quiere ser el centro de atención en absoluto, pero para ser honesta, eso en gran parte es por cosas malas que me han ocurrido en el pasado. Simplemente una reacción. A lo largo de los años he mejorado y he aprendido a disfrutar lo que es ser un poco extrovertido, salir allá fuera y dejar de perder oportunidades en la vida por vergüenza o miedo.

A ver, cierto es que en este diario no comparto cosas que compartiría en el que tengo físico. Ni de lejos, eso es evidente, aunque he de admitir que ha habido momentos en los que me planteé hacerlo y tirar la casa por la ventana. Exponerme a el público sin ninguna privacidad, al desnudo, pero llegué a la conclusión que sería a causa de algún trastorno mental que no sabría nombrar. Siempre tiene que haber límites. Yo no soy adalid de la salud mental y no soy ninguna gurú de como llevar tu vida de la manera más sana posible. Dios sabe que he hecho cosas nocivas hacia mi persona y que probablemente continúe haciéndolas porque considero que el fin justifica los medios.

Pero la realidad es que ahora me apetece hacer esto. Supongo que cuando me canse lo dejaré como todo el mundo hace y seguiré otro camino.